Utilizando los sistemas de doble descarga en los inodoros se puede ahorrar hasta un 60% de agua.
Mediante la instalación de tecnologías eficientes en los puntos de consumo de agua de los edificios se puede reducir el consumo en un 50%.
Una lámpara reciclada permite ahorrar energía gracias a la recuperación de los materiales y reduce las emisiones de CO2 equivalentes a un viaje en coche de 41 km.
Por cada botella de vidrio que se recicla se ahorra la energía necesaria para tener un televisor encendido durante 3 horas.
El mundo tecnológico en el que vivimos genera rápida evolución de la tecnología lo que tiene como consecuencia una enorme generación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) por la renovación de los mismos.
Se estima que la generación de este tipo de residuos aumentan a un ritmo tres veces superior al del resto de residuos urbanos, alcanzando la cifra de producción de 49 millones de toneladas en 2013 (datos estimados por la iniciativa de NNUU Solving the E-waste Problem- StEP). Actualmente, se calcula que en España se generan más de un millón de toneladas de residuos electrónicos, de las cuales en torno a 750.000 podrían reciclarse.
Los RAEE son los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos, tanto de origen doméstico como profesional, que por sus especiales características requiere de procesos de descontaminación y tratamiento específicos para evitar la posible contaminación que pueden generar. La clasificación engloba los aparatos que son desechados de las siguientes categorías:
La mejor opción es, siempre que sea posible, la reparación o reutilización de los aparatos, evitando así que se conviertan en residuos. A la hora de comprar estos productos es importante elegir los que vayan a tener una duración más larga, y que puedan ser reparados en caso de avería o rotura. Haz un buen mantenimiento de las cosas y antes de desecharlos preguntar a un profesional por su posible arreglo.
Los aparatos eléctricos y electrónicos, cuando finalizan su ciclo de vida útil, deben depositarse en un punto de recogida selectiva para recogerlos de forma separada de otros residuos, garantizando que se almacenan de forma adecuada. Todos los aparatos están identificados con el símbolo de un contenedor tachado para informar a los consumidores de que no se pueden depositar en la basura.
Para la recogida selectiva de los RAEE se pueden utilizar los dos puntos básicos de recogida y almacenamiento:
Separar los residuos de envases para poder proceder a su posterior reciclado significa reducir el trabajo de extracción, transporte y elaboración de nuevas materias primas, lo que conlleva una disminución importante del uso de la energía necesaria para llevar a cabo estos procesos. Reciclando disminuimos la presión sobre los recursos naturales, disminuimos las emisiones de CO2 y ayudamos a proteger el clima.
En 2014, España recicló el 73,7% de los residuos de envase doméstico lo que ha permitido ahorrar 1,2 millones de toneladas de CO2, que equivale a retirar el 25% de los coches censados en la ciudad de Madrid, reducir 3 millones de MWh, equivalente al consumo del 31% de los smartphones que hay en España y también reducir 24,5 millones de m3 de agua que equivale al consumo anual de 438.000 habitantes.
Según ECOEMBES, con ocho cajas de cereales se puede producir un libro, con 80 latas una llanta de coche, con seis bricks una caja de zapatos, y con 40 botellas de plástico PET (las usadas como envase de agua mineral) se puede hacer un forro polar. Cuando utilices los envases, sepáralos y recíclalos utilizando el contenedor amarillo para envases o los sistemas de recogida selectiva adecuados.
¿Cómo reciclar envases? Realiza la separación en origen y deposita en el contenedor amarillo:
El papel que se recoge en España equivale al volumen de 44 estadios de fútbol y supone el 71% del que utilizamos.
Por cada tonelada reciclada de envases ligeros se evita la emisión de dos toneladas de CO2 o por cada kilo de papel y cartón reciclado se evita la emisión de casi un kilo de CO2. Por ejemplo, fabricar una lata con materiales reciclados ahorra un 95% de energía frente a crear una lata con materias primas nuevas.
La reducción de materiales en la producción es una estrategia atractiva para reducir los costes pero también para reducir las emisiones de CO2 asociadas a la extracción, producción y logística de las materias primas o los productos que no se utilizan.
Ten en cuenta las medidas del Real Decreto-ley 14/2022, de 1 de agosto de medidas de ahorro, eficiencia energética y de reducción de la dependencia energética del gas natural.
Las tiendas, supermercados, grandes almacenes, centros comerciales y similares, teatros, cines, auditorios, centros de congresos, salas de exposiciones y similares, establecimientos de espectáculos públicos y actividades recreativas, bares, restaurantes y cafeterías (apartado 2 de la I.T. 3.8.1 del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, RITE) tienen que apagar el alumbrado de escaparates a partir de las 22:00h.
Puedes identificar otros gastos innecesarios de energía apagando los sistemas de ilumiación al final de la jornada laboral. Actúa para reducir el consumo innecesario de energía.
Un grado menos en tu aire acondicionado aumenta el consumo eléctrico un 8%. Si mantienes tu aire acondicionado por encima de los 27 ºC en vez de los 24 ºC de promedio, consiguirás ahorrar hasta en un 24% tu consumo energético .
La temperatura del aire en los recintos habitables acondicionados se estima entorno a los 27 °C, teniendo en cuenta las medidas de ahorro energético recogidas por el Real Decreto-ley 14/2022, de 1 de agosto de medidas de ahorro, eficiencia energética y de reducción de la dependencia energética del gas natural.
Las tiendas, supermercados, grandes almacenes, centros comerciales y similares, teatros, cines, auditorios, centros de congresos, salas de exposiciones y similares, establecimientos de espectáculos públicos y actividades recreativas, bares, restaurantes y cafeterías (apartado 2 de la I.T. 3.8.1 del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, RITE) deben ajustar el termostato del aire acondicionado a la misma. Este umbral de temperatura puede ajustarse, en su caso, para cumplir con lo previsto en el Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo.
Ten en cuenta también la necesidad de contar con un sistema de cierre de puertas adecuado con el fin de impedir que éstas permanezcan abiertas permanentemente, con las consiguientes pérdidas de energía al exterior por parte de los sistemas de calefacción y refrigeración.
Por cada grado que se incrementa en la calefacción el consumo de energía puede aumentar entre un 7% y un 11%.
La temperatura del aire en los recintos habitables calefactados se estima en 19 °C, teniendo en cuenta las medidas de ahorro energético recogidas por el Real Decreto-ley 14/2022, de 1 de agosto de medidas de ahorro, eficiencia energética y de reducción de la dependencia energética del gas natural.
Las tiendas, supermercados, grandes almacenes, centros comerciales y similares, teatros, cines, auditorios, centros de congresos, salas de exposiciones y similares, establecimientos de espectáculos públicos y actividades recreativas, bares, restaurantes y cafeterías (apartado 2 de la I.T. 3.8.1 del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, RITE) deben ajustar el termostato de la calefacción a la misma.
Ten en cuenta también la necesidad de contar con un sistema de cierre de puertas adecuado con el fin de impedir que éstas permanezcan abiertas permanentemente, con las consiguientes pérdidas de energía al exterior por parte de los sistemas de calefacción y refrigeración.
Mantener limpias las lámparas y pantallas. Una bombilla sucia puede perder hasta el 50% de luminosidad. Con las lámparas limpias se consigue mayor haz de luz y puede suponer un 10% de ahorro energético.
Si desconectas los aparatos, en lugar de dejarlos en stand by, ahorras hasta un 7% de tu consumo energético. Muchos aparatos eléctricos y electrónicos siguen consumiendo pequeñas cantidades de electricidad, incluso cuando están apagados o quedan en modo de reposo (stand by). La suma de los consumos a lo largo del año genera una cifra de mayor magnitud, que tiene impacto en la factura eléctrica y aumenta las emisiones de CO2. Pero, además, es un consumo eléctrico inútil.
Hay que tener en cuenta que, en el caso de los televisores y las pantallas de los ordenadores, las operaciones como la del encendido de la pantalla demandan mucha energía. Las pantallas con modo "ahorro de energía" utilizan entre un 25% y un 60% menos de energía.
El mantenimiento de los sistemas que consumen energía garantiza el correcto funcionamiento de las luminarias, los aparatos eléctricos, los sistemas de aislamiento, los sistemas de climatización, etc., evitando el consumo energético por fugas o por mala operatividad.
Con bombillas LED ahorras hasta un 80% de la energía consumida en comparación con las bombillas tradicionales. Además, mejoras en calidad de luz.
Entre un 25% y un 50% de los costes de las instalaciones industriales se deben al consumo de energía de los procesos industriales. La puesta en marcha de estrategias de eficiencia energética implementando planes de auditorías, el cambio de tecnologías, la automatización de las operaciones y los cambios en el comportamiento de los usuarios y los trabajadores permiten reducir el consumo y los costes así como generar políticas de reducción de emisiones o bajas en carbono.
Es posible contratar comercializadoras que solo compran energía en el mercado eléctrico que haya sido generada en centrales de producción con fuentes de energía renovable. La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) otorga el certificado de origen renovable a estas centrales.
Colocando cada 15 m2 interruptores que permitan la iluminación de manera zonificada, en vez de en toda la superficie de la oficina, podemos reducir el consumo eléctrico y disminuir las emisiones de CO2 al ajustar las necesidades de luz al espacio utilizado.
Colocando cada 15 m2 interruptores que permitan la iluminación de manera zonificada, en vez de en toda la superficie de la oficina, podemos reducir el consumo eléctrico y disminuir las emisiones de CO2 al ajustar las necesidades de luz al espacio utilizado.
En el mercado se pueden encontrar sensores de luz que detectan automáticamente su intensidad y desconectan los sistemas de iluminación si hay suficiente luz natural permitiendo ahorros de energía de hasta un 70%. La media de horas de luz diurna en verano en España es de entre 13 y 15 horas.
Los equipos con etiquetado energético de la clase más alta son los más eficientes y pueden generar importantes ahorros en la factura eléctrica y menores emisiones de CO2. El menor consumo de energía a largo de la vida útil del electrodoméstico compensará el coste inicial, en algunos casos, superior.
Las medidas de aislamiento térmico como la instalación de ventanas y acristalamiento o la configuración de fachadas con cámara de aire pueden reducir hasta un 30% el consumo energético generado por las necesidades de climatización.
La implantación de sistemas de comunicación permite reducir las emisiones de CO2 generadas por los desplazamientos y se consigue máxima eficiencia en la comunicación y un ahorro sustancial de costes y tiempo.
Las encuestas al personal laboral sobre los sistemas de transporte para llegar al puesto de trabajo son la herramienta fundamental para analizar las necesidades y dificultades de movilidad, pues permiten conocer la realidad de los procesos y las emisiones de CO2 y actuar para diseñar medidas eficientes que reduzcan las emisiones.
España es el país de la UE que más utiliza el vehículo privado para trayectos menores a los 3 km. Muchos de estos desplazamientos se pueden realizar a pie invirtiendo una media de 30 minutos y evitando las emisiones de CO2.
El 50% de los viajes en coche en la ciudad son inferiores a 3 kilómetros lo que supone un tiempo de unos 10 min en bicicleta. Además de incentivar el uso de los servicios de bicicleta compartida que ya operan en muchas ciudades españolas se pueden generar políticas que promuevan el uso de la bicicleta para movernos por la ciudad cómodamente con cero emisiones de CO2.
El coche privado representa el 16% del total de las emisiones de CO2 generadas en España. Esta cifra se puede reducir significativamente con el uso de transporte público, que es mucho más eficiente que el vehículo privado.
El cálculo de la huella de carbono es el primer paso para poder conocer las fuentes de emisiones de CO2 de ula organización. De esta manera, la huella de carbono permite identificar las medidas más eficientes a implementar para reducir las emisiones y consolidar la estrategia de acción frente al cambio climático.
Al reducir la huella de carbono de la organización se reduce el impacto en el clima de la actividad. También se reducen los costes asociados al consumo de materias primas, de energía o de productos y, además, se genera un valor añadido en una sociedad cada vez más exigente en la acción frente al cambio climático.
Verificar la huella de carbono genera credibilidad al tener la garantía de un tercero independiente de que se ha calculado correctamente. Además, se genera un valor añadido para la marca en una sociedad cada vez más exigente en la acción frente al cambio climático.
En las tareas de limpieza influyen tanto el consumo de agua como el consumo de sustancias químicas de limpieza. Dependiendo de la composición de éstas, así como su dosis de uso, se producirá una mayor o menor contaminación de las aguas.
Con 170 kilos de consumo anual por habitante, España ocupa el puesto 24 en el ranking mundial, lejos de los más de 300 kilos de papel y cartón que consume al año una persona belga, una luxemburguesa o una estadounidense.
El consumo de productos realizados con materiales reciclados tiene un menor impacto en el medio ambiente durante todo su ciclo de vida. Estos productos cumplen la misma o mejor función que un producto no reciclado y alcanzan las mismas o mejores cuotas de calidad y de satisfacción para el usuario. Generan menos emisiones de CO2 porque la mayoría de productos y materias primas procedentes de materiales reciclados necesitan en su obtención menos energía que los procedentes del medio natural.
Se puede extender la responsabilidad frente al cambio climático exigiendo a terceros en los procesos de contratación o compra determinados requerimientos vinculados a la reducción de emisiones de CO2.
Los productos desechables generalmente tienen una vida útil muy corta y suelen estar fabricados con materiales como el plástico o el poliestireno cuyos procesos de transformación son intensivos en el consumo de energía y, por tanto, en la generación de emisiones de CO2. En el caso de usos continuados la mejor opción es el uso de productos reutilizables por su menor impacto en el clima.
El desperdicio alimentario supone un gran impacto en el medio ambiente y una enorme pérdida de los recursos necesarios para su producción: agua, superficie agrícola y energía.
Casi un tercio de los alimentos, aproximadamente 1.300 millones de toneladas, que se producen al año en el mundo para el consumo humano se pierden o desperdician, según advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).
En Europa se desperdicia entre 95 y 115 kilos de comida apta en buen estado y España es el 6º país de la UE que desecha más alimentos, unas 7,7 millones de toneladas al año (21.000 toneladas diarias), según un informe del Parlamento europeo. Los españoles tiramos alrededor del 18% de la comida que compramos y desperdiciamos alimentos por valor de 11.000 millones de euros al año, lo que supone más de 32 kilos por persona. Además, un 45% de los productos desechados podrían haberse utilizado si se planificara, gestionara y almacenara mejor.
Principalmente, esto se debe a: la ineficiencia de las cadenas de suministro (infraestructuras y logística); la carencia de tecnología; la falta de destreza, conocimiento y capacidades de gestión de los agentes que intervienen en la cadena; y, las restricciones operativas que pueden derivarse de la normativa legal.
El desperdicio alimentario es el tercer productor mundial de CO2 tras EEUU y China.
La optimización del empaquetado de los productos, además de dar respuesta a las demandas de los consumidores que cada vez más buscan productos sostenibles permite, a través del ecodiseño, reducir costes de almacenaje, de transporte y de uso de energía y de materias primas. Y esto genera una reducción de emisiones de CO2.
El impacto para el clima de la producción local es, como mínimo, 5 veces menor que la producción deslocalizada. Además de reducir la huella de carbono de los productos, favoreces la economía local (hipótesis basada en datos de alimentos. TCO2/año actualización alimentos kilométricos. Dato INE empresas alimentarias).
El diseño de las infraestructuras puede generar una reducción considerable del consumo energético de la instalación y, por tanto, reducir las emisiones de CO2. Para ello es necesario implementar determinados elementos arquitectónicos para aprovechar el calor del sol y la ventilación natural, definir la mejor orientación o utilizar materiales de construcción adecuados.