El sector del transporte es responsable de más del 25% de las emisiones de GEI en la Unión Europea, por lo que necesita con urgencia nuevas alternativas, como combustibles renovables. El proyecto LAURELIN, en el que trabajan conjuntamente 10 entidades europeas y japonesas, bajo la coordinación técnica de AIMPLAS, está desarrollando innovadoras soluciones para optimizar la producción de metanol sostenible y reducir las emisiones de dióxido de carbono del sector transporte.
El metanol es un biocombustible que destaca por su alto aporte de octanaje, fácil destilación, menor temperatura de ebullición para una mejor vaporización del combustible y mayor eficiencia, entre otros atributos, que lo convierten en un excelente combustible para motores de encendido por chispa.
En la actualidad, la hidrogenación de CO2 en metanol presenta grandes limitaciones en cuanto al consumo de energía y costes de producción. El CO2 es normalmente poco reactivo y la hidrogenación no es posible sin el uso de un catalizador, una sustancia añadida para acelerar la reacción química del hidrógeno y el CO2. Así pues, el equipo de LAURELIN está desarrollando nuevos sistemas de catálisis que se adapten a tecnologías avanzadas de reacción para reducir el consumo energético y, a su vez, el coste de la síntesis de metanol a partir de CO2.
El consorcio está trabajando con tres prometedoras tecnologías: las microondas, la inducción por plasma no térmico y la inducción magnética. Estas tecnologías consiguen una reducción de las emisiones de GEI en comparación con el metanol producido a partir de una fuente de gas natural (proceso de gas de síntesis) de: >75 % para microondas, >60% para plasma no térmico, >65% por inducción magnética.
Según Carbon Recycling International, por cada tonelada de metanol renovable producido se eliminan 1,4 toneladas de CO2 del medio ambiente. Así, la producción de 4.000 toneladas métricas de metanol renovable elimina 5.600 toneladas métricas de CO2 cada año.
El metanol renovable tiene un gran potencial para ayudar con la descarbonización del sector del transporte. Puede reducir las emisiones de CO2 hasta en un 95% y las de óxidos de nitrógeno (NOx) hasta en un 80%, eliminar totalmente los óxidos de azufre (SOx) y convertir las emisiones de materia en partículas.
El proyecto LAURELIN tiene una duración de 48 meses y está financiado por el Programa Horizonte 2020 de la UE y por la Japan Science and Technology Agency (JST).