Moda circular

Las cantidades de recursos utilizados para fabricar nuevas prendas son alarmantes y el ritmo de producción actual no es sostenible a largo plazo. Por ejemplo, para fabricar un nuevo par de vaqueros se utilizan unos 8.000 litros de agua, lo equivalente a 40 duchas de 10 minutos.

Las prendas más sostenibles son las que ya existen porque su impacto medioambiental no se va a repetir. Por esta razón, Micolet quiere conseguir que la ropa de segunda mano sea una de las primeras opciones a la hora de comprar vestimenta, y ayudar así a reducir de forma importante el impacto de la moda rápida en el medio ambiente. De esta forma se promueve una forma de economía circular, ya que ayuda a evitar la necesidad de consumir más recursos o tratar tejidos, reduce los residuos generados y evita la producción de nuevas prendas.

Sobre estas bases, la organización apuesta por reiniciar el ciclo de vida de la ropa, dándole una segunda oportunidad en el armario de otra persona a través de una tienda online de compraventa para todos, con ropa que sea accesible, de calidad y en tendencia. Para que no existan barreras, la entidad se encarga de la recogida de la ropa, su revisión, la posterior separación y de todo el servicio de venta/posventa.

Micolet trabaja en 8 países, aunque opera desde España, y ya cuenta con dos millones de usuarios. Además, intenta trasmitir a sus clientes la importancia de la sostenibilidad en todas sus esferas para impulsar el cambio de hábitos, pues las personas son su eje principal de acción contra el cambio climático.

Dentro de la organización trabajan también con productos reutilizados (embalajes, material de oficina, etc.), minimizando el uso de plásticos y de papel. Además, promueven una fuerte campaña de comunicación y educación sobre el coste ambiental de la producción de nuevas prendas, sobre modos de vida respetuosos, impulsan la moda de segunda mano a través de personas influyentes y celebridades, etc.

Gracias a este modelo de negocio, cada mes, se salvan más de 100.000 prendas que de otra forma serían desechadas. Esto equivale a evitar aproximadamente unas emisiones de 662 toneladas de CO₂, es decir, más de 112.000 coches eliminados de la circulación.