Se espera la reducción del 80% de los residuos generados mediante el proceso de deshidratación, reciclar el 50% del agua usada en el puente de lavado y reducir en un 2% las emisiones de gases de efecto invernadero generadas anualmente por el consumo de electricidad y papel.
Con la instalación fotovoltaica se evitará la emisión a la atmósfera de 54 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) al año, más de 1.300 toneladas si consideramos la vida útil estimada de la instalación. Asimismo, se reducirán las emisiones de otros contaminantes como dióxido de azufre (SO₂, ahorro de 116 kg / año) y óxidos de nitrógeno (NOx, 116 kg/ año).
Colocando cada 15 m2 interruptores que permitan la iluminación de manera zonificada, en vez de en toda la superficie de la oficina, podemos reducir el consumo eléctrico y disminuir las emisiones de CO2 al ajustar las necesidades de luz al espacio utilizado.
Los productos desechables generalmente tienen una vida útil muy corta y suelen estar fabricados con materiales como el plástico o el poliestireno cuyos procesos de transformación son intensivos en el consumo de energía y, por tanto, en la generación de emisiones de CO2. En el caso de usos continuados la mejor opción es el uso de productos reutilizables por su menor impacto en el clima.