Publicado por Equipo #PorElClima el Viernes, 08 Octubre 2021

El cálculo de la huella de carbono se está convirtiendo cada vez con más fuerza en una herramiento esencial a la hora de saber cómo reducir las emisiones de todo tipo de entidades.

La huella de carbono es un indicador que permite a entidades, organizaciones, personas, etc. medir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se generan por sus actividades particulares y evaluar así su impacto ambiental. En el caso de las empresas, estas emisiones pueden estar asociadas a la misma producción de bienes y servicios, a la creación de eventos e, incluso, a otras actividades indirectas necesarias para el desarrollo de la actividad empresarial.

La huella de carbono se mide en toneladas de CO2 equivalentes y generalmente se calcula para un año natural. ¿Por qué equivalentes? Porque se tiene en cuenta que todos los GEI no tienen el mismo potencial de calentamiento global, y por ello, para englobar las emisiones, se toma como referencia el CO2.

Para facilitar la detección de las fuentes de emisión y el cálculo, se distinguen tres alcances:

  • Alcance 1: Emisiones directas de GEI que provienen de fuentes que son propiedad o están controladas por la entidad.
  • Alcance 2: Emisiones indirectas de GEI que provienen de la generación de electricidad adquirida y consumida por la entidad.
  • Alcance 3 (OPCIONAL): Resto de emisiones indirectas que son consecuencia de la actividad empresarial, pero ocurren en fuentes que no son de propiedad ni están controladas por ella.

Los resultados obtenidos son útiles para identificar oportunidades de ahorro en costes, posibilidades de aplicar medidas de eficiencia energética, ajustar hábitos de consumo de la entidad, promover el uso responsable de recursos, etc. También sirve para optar a múltiples reconocimientos externos e, incluso, como fuente de inspiración para otras oportunidades de negocio. Además, la sociedad demanda cada vez más compañías responsables con su entorno y comprometidas por un futuro mejor. Y lo que no se mide, no se puede mejorar. A todo ello hay que añadir que la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética obligará a determinadas compañías a calcular su huella de carbono y publicar sus planes de reducción.

La situación vivida en estos últimos meses frente a la emergencia sanitaria ha puesto de relieve la necesidad imperante de impulsar una transformación profunda que nos lleve a una recuperación verde, inclusiva, responsable y sostenible. Ha quedado patente cómo la salud de las personas está directamente relacionada con la salud del planeta. El tejido empresarial juega un papel fundamental en esta transición y tiene así la oportunidad de convertirse en el motor de la descarbonización de nuestra economía, liderando así la acción climática.

Y el cálculo de la huella de carbono es uno de los componentes esenciales para conseguirlo.

El restaurante K&Co. fue unos de los 17 establecimientos elegidos por el proyecto Hostelería #PorElClima en 2020 para el cálculo y reducción de su huella de carbono, y posteriormente su huella fue compensada por parte de Coca-cola a través de CeroCO2. Aquí podemos ver su testimonio.