Publicado por Ecoacsa Reserva de Biodiversidadel Jueves, 25 Enero 2018
En el Informe sobre riesgos globales 2018 del Foro Económico Global, la cinco categorías ambientales analizadas se ubican en el cuadrante en el que se recogen los riesgos más probables y de mayor impacto en el bienestar y seguridad de las personas.
Las cuestiones ambientales dominan de nuevo la lis

Fieles a su tradición anual, los especialistas del Foro Económico Mundial (FEM) han lanzado el Informe sobre riesgos globales, cuya edición 2018 (la 13.ª) sitúa de nuevo a las cuestiones ambientales en una posición dominante de la clasificación de los riesgos más apremiantes a los que debe hacer frente la humanidad. En concreto, por primera vez todos los riesgos relacionados con el medioambiente se encuentran en el rango de riesgos más probables y con un mayor impacto para los seres humanos y, por lo tanto, para su seguridad y bienestar.

Este año el análisis abarca un mayor número de riesgos, pero se centra fundamentalmente en cuatro áreas: degradación ambiental, violaciones de seguridad cibernética, tensiones económicas y tensiones geopolíticas. Además, incorpora una nueva serie llamada Future Shocks, que advierte contra la complacencia y destaca la necesidad de prepararse para interrupciones repentinas y dramáticas.

Sin duda alguna, la conciencia generalizada sobre la gravedad de los riesgos relacionados con el medioambiente no es nueva. De hecho, riesgos reconocidos a escala global como los fenómenos atmosféricos extremos, el cambio climático, las crisis de agua, la pérdida de biodiversidad y el declive de los ecosistemas se han hecho cada vez más presentes en las listas de los riesgos principales del informe a lo largo de la última década.

Pero este año la amenaza que implican tiene un carácter distinto, es personal, advierten los expertos del FEM. «La contaminación ambiental ya no es solo una externalidad global que tenga que ser abordada por otra persona en otro momento. Ahora estamos internalizando los riesgos ambientales dentro de nuestros propios cuerpos, a menudo inconscientemente e incluso en los países más ricos del mundo».

Por poner un ejemplo sobre esto, cada año los océanos del mundo reciben alrededor de ocho millones de toneladas de plásticos, que son ingeridos por peces, aves, tortugas y otras especies marinas. Dicha basura plástica se acumula en la cadena alimenticia y está llegando a nuestras mesas.

Los plásticos y microplásticos se encuentran presentes tanto en el agua salada como en los recursos hídricos dulces y muchos de ellos encuentran la manera de terminar en nuestro grifo.

Las cinco categorías estudiadas que forman parte del capítulo ambiental que analiza el documento se ubican este año en el cuadrante en el que se recogen los riesgos de mayor promedio de probabilidad de ocurrencia e impacto en la seguridad y bienestar humanos en un horizonte de 10 años.

El elevado impacto de los huracanes, las temperaturas extremas y la primera subida de las emisiones de CO2 de los últimos cuatro años han tenido mucho que ver en este resultado. «Hemos estado presionando nuestro planeta hasta el borde de su supervivencia y el daño es cada vez más claro. La biodiversidad se está perdiendo en tasas de extinción masiva, los sistemas agrícolas están bajo presión y la contaminación del aire y del mar se han convertido en una amenaza cada vez más apremiante para la salud humana. Una tendencia hacia el unilateralismo de los Estados y naciones puede hacer que sea más difícil mantener las respuestas a largo plazo multilaterales que se requieren para contrarrestar el calentamiento global y la degradación del medioambiente global», advierte el resumen ejecutivo del informe.