Publicado por Grupo Inclamel Lunes, 22 Abril 2019

Cada vez va siendo más evidente que la Sostenibilidad ha pasado de ser un "nice to have" a ser un "must have". Desde el punto de vista regulatorio, el último año ha sido muy favorable para la sostenibilidad.

LA SOSTENIBILIDAD YA ESTÁ AQUÍ, Y HA VENIDO PARA

Aprovechando que hoy es el Día Internacional de la Tierra, hablamos de "Sostenibilidad" y es que cada vez va siendo más evidente que la Sostenibilidad ha pasado de ser un "nice to  have" a ser un "must have", y de limitarse a ciertas práctica aisladas dentro de las organizaciones, a ser parte de la estrategia cardinal de muchas empresas.

A finales del año pasado Forética publicaba un informe acerca del estado de la RSC y la Sostenibilidad, y nos regalaba una magnífica noticia, en especial para todos aquellos "optimistas" que, como INCLAM, llevamos trabajando en estos temas desde hace muchos años: La Sostenibilidad ya es tendencia. Si la situáramos en la curva de innovación de Roger Everett, veríamos cómo la Sostenibilidad está al final de su segundo ciclo de innovación, terminando de conquistar la "mayoría temprana".

Son varias las fuerzas que están a la vez empujando y a la vez tirando del carro de la Sostenibilidad. Por un lado, la regulación y las presiones de los stakeholders (inversores, clientes, consumidores, empleados, etc.) empujan hacia adelante; y por otro lado, el valor estratégico diferencial y la oportunidad de negocio tiran hacia adelante.

Desde el punto de vista regulatorio, el último año ha sido muy favorable para la sostenibilidad.

En marzo de 2018 entró en vigor la Ley 9/2017 de Contratos del Sector Público, que, entre otras novedades, incluía la posibilidad de incluir cláusulas sociales y ambientales como requisitos para la adjudicación, como criterio de valoración o como criterio de desempate, entre otras modalidades de contratación responsable. La temática social y ambiental incluye una variedad de temas, desde la energía renovable o las etiquetas ecológicas, hasta la igualdad de género, la inserción laboral de personas con discapacidad o personas en riesgo de exclusión social, así como conciliación de la vida familiar y laboral y la estabilidad en el empleo.

Otro hito regulatorio fue la aprobación de la Ley 11/2018 en materia de información no financiera y diversidad, el 28 de diciembre, que entró en vigor al día siguiente. Esta ley no sólo amplía el alcance del Real Decreto-ley 18/2017 sobre información no financiera, al extender su obligatoriedad a las sociedades con más de 250 trabajadores de aquí a 3 años, sino que además establece los contenidos obligatorios de manera muy concreta y detallada, debiendo las empresas reportar la información requerida o explicar por qué no la están proporcionando.

Estas leyes, así como otra serie de iniciativas legales que se han aprobado en los últimos meses, empujan a la Sostenibilidad hacia adelante, para que ésta se termine de consolidar como tendencia y se extienda hacia los sectores más rezagados, como las PYMES. Tal y como anticipaba Forética, hemos pasado de leyes "soft" que promovían esquemas voluntarios y de recomendaciones, a leyes "hard".

Los Gobiernos se están convirtiendo en un actor clave de la Sostenibilidad, no sólo desde el rol de reguladores, sino también en sí mismos, como organizaciones que poco a poco incorporan la Sostenibilidad como parte de su gestión interna.

Además, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se está consolidando como la "Agenda del Mundo" y cada vez son más las organizaciones de todos los sectores que incorporan los ODS y los alinean con su estrategia y con sus objetivos internos.

La Sostenibilidad ya está aquí, y ha venido para quedarse.

Sin embargo, más allá de empezar a ser una necesidad para la supervivencia (must have), la mayor oportunidad está en ser capaces de ver el valor diferencial real que aporta a nivel estratégico, y cómo esto llevar a lograr mejores resultados de negocio. La Sostenibilidad como práctica, está ampliamente extendida, y la regulación y las presiones de los stakeholders están haciendo que estas prácticas se extiendan aún más. No obstante, la sostenibilidad como estrategia, y como ventaja diferencial aún tiene mucho campo para crecer.

La estrategia busca la diferenciación por encima de todo (Michael Porter 1996), es decir, qué tengo yo de diferente al resto que sea un rasgo enraizado en mi organización. Cuando la Sostenibilidad se pone en el centro de la estrategia es cuando genera mayor valor, pues se convierte en una ventaja diferencial real específica para la realidad de cada negocio y muy difícil de copiar. 

La Sostenibilidad es estrategia, es visión de largo plazo, es valor compartido, es triple resultado y diálogo constante y fluido con los grupos de interés. Concebida de esta manera tiene un potencial de generar verdadero valor a largo plazo.